
Viernes 7 de agosto. Me desperté a la misma hora de siempre y –todavía acostado, tapado hasta la cabeza y escuchando el melancólico sonido de la lluvia chocando contra las tejas del techo de mi casa- supe que hoy iba a costar un poquito más. Porque es viernes, llueve, van infinitos días de cuarentena y a veces –solo a veces- no tengo la motivación suficiente para ser responsable.
Pero me levanté igual. Y mientras bajaba y me servía el café negro que me tomo todas las mañanas a primera hora, pensé: tengo que escribir ESE artículo que tanto me gustaría haber leído todas las otras veces que me sentí así y –contra mi voluntad- encaré los días con toda la responsabilidad que mis objetivos y sueños demandan.
Sin más, este artículo va a ser aquel que me gustaría haber leído en las pasadas oportunidades. Y es mi regalo para vos, en este día.
Dice así…
Es una pésima idea depender de la motivación
La realidad es una: hay días que no vas a tener la motivación suficiente para hacer las cosas. Y mucho menos cuando los días se vuelven rutinarios, como los míos y probablemente los tuyos. Y es normal que te sientas así. Es una pésima idea depender de la motivación, sí. Pero es una idea aún peor castigarte por no estar motivado o motivada. Solamente vas a empeorar las cosas.
Hay una frase que dijo Picasso una vez que me marcó muchísimo que dice: “cuando la inspiración baje, que me encuentre trabajando.” Redacté un artículo hace algunos meses en honor a esa frase. Si querés leerlo, te dejo aquí el link.
¿Por qué modifiqué esa frase y la adapté a la motivación? Porque me parece que aplica a la perfección. Cuando estuve viviendo en Barcelona asistí a muchas conferencias, y una de ellas fue de desarrollo personal. Y hablaba de la procrastinación. Procrastinar es, básicamente, dejar para mañana lo que podés hacer hoy. Y como dice el dicho: el mañana nunca llega.
¿DUDAS? ESCRIBINOS POR WHATSAPP
Una sugerencia práctica que aprendí en esta conferencia es la siguiente: cuando no tengas ganas de hacer algo, agarrá tu celular, configurá la alarma para que suene a los 5 minutos y ponete a hacerlo. Cuando la alarma suene, cortás y seguís haciendo lo que tengas ganas de hacer.
¿Cuál es el truco? Una vez que estás en el baile, no dejás de bailar. Esos 5 minutos fueron una ilusión. Pero necesaria para que des el primer paso, que siempre es el que más cuesta.
Fuck motivación. Lo que importa es la disciplina
Cuando uno arranca un proyecto nuevo, los primeros meses son de luna de miel. La motivación sobra. Las ganas sobran. Realmente no te importa nada. Pero cuando van pasando los meses y ves que no es todo color de rosas, no sólo que la motivación baja, sino que muchísima gente abandona. La tasa de abandono de los proyectos antes del primer año de vida es altísima.
¿Por qué sucede esto? En mi opinión, porque no todos estamos preparados para lo que emprender realmente significa: largas jornadas de trabajo sin ver un peso. Y así por casi dos años. A partir del segundo año es cuando empezás a ver los frutos de tu trabajo. Y enhorabuena que así sea. Lo que realmente vale la pena en la vida cuesta trabajo. Los atajos nos llevan directo a la mediocridad. Y para mucha gente eso está bien, no lo critico. Pero si estás acá, dudo que sea tu caso.
Fuck motivación. Lo que importa es la disciplina. La disciplina de levantarte todas las mañanas –aun sabiendo que nadie te va a decir nada porque “sos tu propio jefe”-, de dar lo mejor de vos para esos primeros clientes chiquitos que te exigen mucho y pagan poco. La disciplina de resolver absolutamente todos los problemas por tu cuenta. Y si no sabés cómo resolverlo –el 80% de las veces-, buscás en internet como hacerlo. Eso es emprender. Lo que nadie te cuenta. La otra cara de la moneda. La que no es marketinera.

Una gran forma de trabajar la autodisciplina es aplicarla a varios aspectos de tu vida. Yo la aplico en:
- El trabajo
- El entrenamiento
- La alimentación
- La música
- El estudio
Todos los días de mi vida –excepto los domingos que los uso para descansar- entreno mi disciplina en esos 5 aspectos. El trabajo escribiendo un artículo por día y buscando clientes como un cazador hambriento. El entrenamiento también. 50 kms semanales corro y entreno un circuito de musculación de lunes a sábados. Elijo alimentos que me nutran y no los que me parezcan los más ricos. Leo todos los días. Toco la guitarra y el piano todos los días. Aunque no tenga ganas. ¿Por qué? Porque si vos hacés algo a pesar de no tener ganas, le estás enviando un mensaje letal a tu mente inconsciente arrolladora. Entrás en un círculo virtuoso. Y ella es quién marca tu vida.
De cobardes no hay historias
¿Por qué decidiste empezar un proyecto personal? ¿De dónde vino tu motivación para hacer algo diferente? ¿Buscás la libertad financiera? ¿No querés tener jefe? ¿Querés vivir tu vida en tus propios términos? Todas esas son razones ultra válidas. Todas ellas fueron mi motivación. Y lo siguen siendo.
De cobardes no hay historias. Todos tenemos un referente al que tomamos como ejemplo. Si emprendés algo de cocina, no me sorprendería que tengas como referentes a los y las chefs más destacadas del mundo. Si emprendés en marketing, no me sorprendería que tengas como referencia a Gary Vee. ¿Cómo te pensás que empezaron tus ídolos?
Ninguno de tus chefs referentes nació sabiendo cocinar los platos espectaculares que cocinan. Todos fuimos principiantes alguna vez. La cosa es dejar el ego a un lado y que no te importe que te vean ser un novato. Repito: de cobardes no hay historias. Y el o la cobarde no es aquella persona que empieza y le va mal. Cobarde es aquella persona que empieza y abandona porque no se banca la parada. O peor aún: cobarde es aquella persona que no empieza por el miedo al qué dirán.
Mi primer artículo fue una mierda. Así nomás te lo digo. La primera canción que canté y subí a mi Instagram personal también sonó pésimo. ¿Y qué? No podés escribir el artículo #100 sin haber empezado por el primero. Eso recordalo siempre.
Conclusiones finales
Es normal que haya días que no tengamos ganas de hacer las cosas. Que estemos sensibles o, simplemente, desmotivados. Somos humanos y esa vulnerabilidad es la que nos hace únicos.
Sin embargo, todo está en tu cabeza. Que estés bien o que estés mal depende pura y exclusivamente a qué le estés prestando atención. Cuando te sientas sin motivación –no solo para trabajar, sino para encarar el día-, te invito a que digas cinco veces en voz alta “hoy va a ser un buen día” y luego te tomes cinco minutos para concentrarte en tu respiración, hagas un poquito de yoga y agradezcas todas las cosas buenas que rodean tu vida. Hoy va a ser un buen día.