
Emprender puede ser lo mejor o lo peor que te pueda pasar en la vida. Y eso está directamente vinculado a tu capacidad de soportar los momentos adversos que este viaje trae consigo. Para emprender necesitás, como mínimo, tener resueltas estas cuestiones: un modelo de negocio, un plan de marketing, un equipo para llevarlo a cabo y dinero para destinar a inversión, entre muchas otras cosas. A lo largo del artículo vamos a ver las implicancias que cada uno los pasos previos traen consigo y también con los obstáculos que probablemente te encuentres en esta aventura.
Emprender es solucionar un problema
Sergio Fernández dijo una vez: “Si quieres emprender, sal a la calle, escógete un problema y encuéntrale una solución.” Pero no es tan sencillo como parece. Para poder poner en marcha la solución que ideaste, necesitás primero armar un modelo de negocio, que, básicamente, es definir el producto y/o servicio, armar el plan de Marketing para poder comunicarlo y salir a probarlo. Y recién cuando salís a probarlo, podés decir que sos un emprendedor.
Lamentablemente, si fuera tan fácil, absolutamente todos seríamos emprendedores. Pero emprender es, también, recalcular. Y recalcular. Y recalcular. Todas las veces que haga falta. Vos podés tener identificado el problema (por ejemplo: no saber administrar bien tu sueldo) pero la solución que pensaste no está dando resultado, ya sea porque no identificaste bien a tu público o porque, simplemente, no es lo que el mercado necesita. El punto es que tu hipótesis inicial muy probablemente sea refutada con el feedback de la gente. Y si no vas a poder soportar dicha frustración y no estás predispuesto a modificar tu producto todas las veces que haga falta, emprender se te va a hacer muy sufrido.
Emprender es trabajar gratis
Esto es algo que tenés que saber si ya tomaste la decisión de emprender o estás muy próximo a ello. Emprender es trabajar gratis. Durante muchos meses. Lógicamente, no hay una cantidad exacta de semanas. Son varios los factores que lo determinan: complejidad del diseño del producto, posicionamiento de marca, identificación del nicho, entre otros. El punto es que tenés que entender que vas a pasar varios meses con ingresos prácticamente nulos. Pero está bien que así sea. Tus ingresos van a estar directamente vinculados con la cantidad de personas que se vean beneficiadas con tu producto o servicio. Y todo ese tiempo que estés sin ver un peso va a depender de qué tanto te esfuerces por encontrar tu audiencia ideal y perfeccionarte.
WanderAd surgió muy rápido. Volvimos de un viaje de 1 mes y en menos de 24 hs post llegada tuvimos la primera reunión con quien se convirtió en nuestro primer cliente. Nosotros arrancamos a trabajar en diciembre con ellos, pero la primera paga la vimos recién en mayo. ¿Y por qué? Porque durante todo ese tiempo estuvimos perfeccionando nuestro servicio hasta volverlo realmente útil para ellos. Y una vez que le encontramos la mano, todo empezó a marchar sobre ruedas. Es muy importante que tengas la capacidad de aguantar lo máximo que puedas. Euge Oller dijo: “No conozco a nadie que haya estado golpeando las puertas del éxito durante mucho tiempo y que no se le hayan abierto.”
Emprender es consolidar un equipo de trabajo
Para emprender es indispensable consolidar un equipo de trabajo. Un emprendimiento puede comenzar con una sola persona, pero tarde o temprano vas a necesitar delegar tareas para poder lograr que tu negocio escale. Y la única forma de delegar tareas es encontrando a las personas indicadas para ello. ¿Tarea fácil? Para nada.
Tu emprendimiento es tu bebé. Todavía no tuve la suerte de ser padre, pero según lo que mi madre me cuenta, uno siempre quiere lo mejor para su bebé. La mejor educación, la mejor alimentación y, sobre todo, que esté rodeado de las mejores personas. Cuando necesites escalar tu negocio y empieces a formar equipos de trabajo, sin lugar a dudas vas a querer que en tu emprendimiento estén las mejores personas. Y vas a tener que aprender a trabajar en equipo. Y a delegar y confiar. Y probablemente tengas frustraciones. Sin ir más lejos, a nosotros nos pasó. Sumamos a una persona a cumplir un rol de gestión de contactos para poder volverlos clientes y esta persona no cumplió con las expectativas en lo absoluto. Y ahí viene la parte más difícil: ponerle fin a la relación laboral. Afortunadamente para nosotros, esta persona puso un emprendimiento propio y le empezó a ir bien, razón por la cual no quiso seguir trabajando con nosotros. Pero seguramente a vos te toque lidiar con gente que no se pone el proyecto al hombro como vos. Hacete la idea.
Tenés que invertir en tu sueño
“Muchas veces la vida se trata de arriesgarlo todo por un sueño que nadie más que vos puede ver.” Esa cita que saqué de una página motivacional de Instagram refleja lo que el emprendedurismo es –al menos para mí. Emprender es arriesgarlo todo. Invertir tiempo, dinero y energías. Pero vale la pena. Levantarse temprano y muchas veces irse a dormir tarde. Decir que no a salidas con amigos para no gastar plata y/o energía que luego las vas a destinar a tu proyecto. Tu tiempo es tu recurso más preciado. No lo desperdicies viviendo la vida según las reglas de un tercero. Vivila en tus propios términos.
Toda inversión implica un riesgo. A lo mejor tus primeros $10.000 de inversión no los aprovechaste. Ni tus próximos $5.000. Pero esos $15.000 que no te dieron el retorno esperado te enseñaron una valiosa lección: como no invertir la plata. Y tenés que saber que, sobre todo al principio, vas a invertir tu tiempo y plata en cosas que no valen la pena, que no te dan ningún tipo de retorno. Pero ya le vas a encontrar la vuelta. Si tenés el aguante que hace falta, tarde o temprano se te va a dar. A no aflojar. ¡Viva la libertad, carajo!