
El siglo XXI va a quedar marcado por siempre en la historia. Así como la edad de bronce quedó marcada por la invención de la escritura en el año 3.000 a.C, el siglo XIX por la revolución industrial, el siglo XXI marcó un antes y un después gracias a la Revolución de la Tecnología y la Información. Hoy tenemos acceso ilimitado a cualquier tipo de contenido en diferentes formas: lectura, audio, video. Y gratis.
Primer paso: Empezar a pensar en nichos
Hace algunas décadas era normal pensar en el concepto de “Mercado” como algo masivo, global. Empresas como Mc Donalds, Coca Cola, Apple. Productos estándar apuntados a todo tipo de público. Eso funcionaba bien en aquella época. Ahora cambió. El siglo XXI se caracteriza por mercado súper específicos, más conocidos como Nichos. Un nicho de mercado es una porción muy definida del mismo con características, intereses y atributos particulares.
Esto es, en gran parte, gracias a la importancia que tomaron las redes sociales. Éstas vinieron para reemplazar a los medios masivos tradicionales de comunicación (televisión, diario, radio) en lo que a la creación de comunidades refiere. Hoy hay muchas micro comunidades que son, básicamente, grupos de gente con gustos muy específicos, que son perfectamente explotables si se los empieza a mirar como nichos de mercado. Un ejemplo podrían ser los veganos. Hay muchos emprendimientos de comida vegana que se difunde por las redes que están particularmente destinados a esa comunidad.
Segundo paso: Formarse de forma autodidacta
A diferencia de hace algunas décadas, el siglo XXI se caracteriza por realizar grandes descubrimientos en períodos de tiempo mucho más reducidos que antes. De hecho, hay estudios que estiman que en los próximos 10 años van a haber más descubrimientos significativos para la sociedad que los que hubo en los últimos 50. Esto es, como bien dijimos, gracias al acceso a la información que tenemos. ¿A dónde quiero llegar con esto? Que es sumamente importante incorporar el hábito de formarse diariamente.
Los conocimientos que hoy tenemos funcionan para este momento histórico. Pero las habilidades duras (técnicas) actuales van a quedar obsoletas en 5 años. Y no podemos asistir a instituciones educativas formales cada 5 años con el argumento de que no queremos quedar desactualizados. Es una pérdida de tiempo. Hay que aprender a formarse y estudiar de forma intuitiva. Descubrís una necesidad para realizar cierta actividad, aprendés a resolverla por tu cuenta. De forma autodidacta. Ésa es la formación del siglo XXI.
«El mayor riesgo es no correr ningún riesgo. En un mundo que cambia muy rápido, la única estrategia que garantiza fallar es no correr riesgos.» – Mark Zuckerberg
Tercer paso: Buscar información que nos haga replantearnos nuestra vida
Hay una ley que me gusta denominar “La ley del instinto de supervivencia”. La misma sostiene que uno busca información específica que revalide y confirme nuestra forma de ver el mundo. Por ejemplo, si uno tiene la hipótesis de que las drogan en general matan neuronas y le arruina la vida a la gente, va a buscar revalidar su posición con profesionales que argumenten a su favor. Podrían ser médicos que expliquen científicamente como esto es cierto. O si uno piensa que la marihuana es la puerta de entrada hacia drogas más duras, podría buscar algún testimonio de alguna psicóloga que piense lo mismo.
Bueno, déjenme decirles que para adaptarse a las exigencias del mercado del siglo XXI, es importantísimo progresar y desarrollarse a diario. Y la única forma en la que uno puede desarrollarse y evolucionar es saliendo de su zona de confort. Y lo primero que hay que cambiar es la forma en la que pensamos. Si buscamos información que refute nuestra forma de ver el mundo, nos vemos obligados a seguir investigando y aprendemos cosas nuevas. Puede suceder que revalidemos ciertas creencias, pero también podemos dar giros de 180°. Y en la medida en la que uno vaya incorporando más conocimientos, va a cuestionarse más cosas. Y en la medida en la que nos cuestionemos más cosas, vamos a poder pensar por fuera de la caja y seguir evolucionando. Y la única forma de adaptarnos a un mercado tan cambiante y tan demandante como lo es el del siglo XXI es desarrollándonos día tras día. Volviéndonos la mejor versión de nosotros mismos.