Conseguir el primer cliente es la mayor motivación de cualquier emprendedor. Pero también uno de los mayores miedos. ¿Y si me dice que no? ¿Y si mi producto o servicio no es bueno? ¿Si justo el destino no quería que me vaya bien? La pregunta que realmente deberíamos hacernos es… ¿Realmente somos emprendedores si no conseguimos a ese tan ansiado primer cliente? A continuación te vamos a contar como vencer el miedo en 5 simples pasos.
Paso 1: Entender que ese potencial primer cliente te necesita
Seamos totalmente sinceros. Nadie va a querer ir a reunirse con vos por el simple hecho de pasar el rato o tomarse un café. Esa persona que accede a sentarse a charlar es, por lo menos, consciente de que tiene una necesidad. Y más aún, cree –porque depende de vos brindarle la certeza- que tenés la fórmula mágica para ayudarle. El tener esto presente te da mucha tranquilidad. En nuestra experiencia personal, cuando nos reunimos con Leo y Herny –los fundadores de Indigo Aviation- el corazón no paraba de latirnos. No sólo doblaban nuestra edad, sino que nuestra inexperiencia en reuniones nos jugaba claramente en contra. Pero fuimos 100% conscientes de que ellos nos necesitaban tanto como nosotros a ellos. Y esa reciprocidad hizo que la reunión fuese realmente fructífera.
Paso 2: Entender que tenés la solución a ese problema
Sigamos con la misma línea del paso anterior. Ese primer cliente te necesita. Es consciente de que tiene una necesidad insatisfecha. Tu producto o servicio es bueno. Que digo bueno. ¡Es el mejor! ¡Es justo lo que ese potencial primer cliente necesita! Y por eso estás vos sentado o sentada ahí. En la misma mesa. Cara a cara. Y lo que tenés que hacer es explicarle como podés ayudarle. Pero no técnicamente o de modo lógico. Hace que visualice en el tiempo todo el crecimiento institucional que va a lograr. El 90% de la decisión de compra es subconsciente. Lo hacemos porque lo sentimos. Hacé que tu potencial primer cliente sienta que sos la solución para todos sus problemas. Y no sólo laboral. De su vida en general.
“Si tú lo deseas puedes volar. Solo tienes que creer mucho en ti.” – Steve Jobs
Paso 3: Aceptar que tarde o temprano tenés que salir a la calle
La única verdad es la realidad. Y la realidad es que las empresas no se construyen atrás de escritorios. Tarde o temprano tenés que aceptar el hecho de que hay que salir a la calle. Salir a vender. Y cuanto antes, mejor. Es totalmente contraproducente quedarse diseñando el plan maestro. Eso no existe. El único plan maestro es el que vas construyendo a medida que tus clientes te van dando un feedback acerca de tu producto o servicio. Tenés que sentirte seguro. Saber que muchas veces van a decirte que no. Saber que muchas veces vas a fracasar en el intento. Vas a enfrentar situaciones de estrés, te vas a frustrar. Pero tras las nubes el cielo es siempre azul. Después de todo eso, llega el éxito. Y se siente hermoso. Épico. Y vas a entender que cada obstáculo no fue una derrota sino una lección.
Paso 4: Entrenar la motivación personal
El 90% de la venta se trata de una actitud positiva. No importa qué te pasó en el día, semana o mes. Nada de eso tiene que importar durante el tiempo que dure la reunión. Es sustancial estar en un estado de motivación y exaltación extrema. Obviamente, no tenés que mostrarte entregado o pasado de rosca. Pero para conseguir a tu primer cliente, le tenés que transmitir entusiasmo, seguridad, convicción. Tiene que ver en tus ojos el éxito que le estás vendiendo. Y para eso es ultra importante entrenar la motivación personal. ¿Cómo? Yendo al gimnasio, por ejemplo. El ejercicio físico es un pilar fundamental en la vida de todos los emprendedores. Cuerpo sano mente sana. Eso es una realidad. Leyendo libros también. Ficción para escaparle a la rutina o educativos para aprender nuevas habilidades. El estudio, el trabajo y el ejercicio físico son los 3 pilares fundamentales que determinan tu autoestima. Y la autoestima es la que determina el éxito en todos los aspectos de tu vida.
Paso 5: Repetir estos primeros pasos una y otra vez
En palabras de Aristóteles: «Somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto sino un hábito.» Hay una ley que dice que se tarda 21 días en construir un hábito, y 90 en volverlo parte de tu estilo de vida. El objetivo de este artículo es que vos puedas vencer ese miedo al primer cliente. Que puedas lograr ser tu mejor versión. Y a modo de conclusión me gustaría invitarte a que hagas esa práctica. Durante 21 días consecutivos practicá todos estos pasos. Leelos, meditalos. Reflexioná. Acomodalos a tu vida. Sacá lo mejor que cada uno pueda brindarte. Y cuando lo construyas un hábito, volvelo parte de tu estilo de vida. Si lográs esto, el éxito es inminente. No vas a conseguir ese tan ansiado primer cliente. Vas a conseguir todos los clientes que quieras. Porque podés.